domingo, 1 de abril de 2007

¡Varapalo!



En el campo…
No, no es que en estas dos semanas de pausa me haya contagiado del madridismo y empezado a considerar que un marcador de 2-1 a favor de mi equipo equivale a una goleada. Ciertamente, la victoria de ayer del Barça sobre el Deportivo fue tan estrecha como el tanteador indica, pero fue una de esas victorias cuyos efectos trascienden el resultado del partido y más que tres puntos para el club blaugrana, producen efectos devastadores para los rivales (que a veces, más que rivales deportivos son auténticos enemigos mortales, capaces de cualquier porquería con tal de perjudicar al Barça).

Además, con el título me refiero también a la exhibición de rudeza de que hizo gala el alguna vez llamado Súper Depor, cuyo afán de luchar cada balón y de imponerse por físico en demasiadas ocasiones traspasó el umbral de lo decente hasta llegar a las patadas lesionadoras, y cómo no, aprovechando una nueva sesión de permisividad del señor del silbato. ¿Será la ausencia de barras bravas o ultras en el Camp Nou lo que envalentona a los árbitros españoles al punto de congraciarse con los leñadores de los equipos rivales, verlos atacar una y otra y otra vez no el balón, sino las rodillas, tobillos y tibias de los jugadores culés y quedarse tan campantes? ¿Quién dijo Villarato?

Apartando ese aspecto, que la verdad no sé por qué todavía me sorprende si está claro que en el Planeta Fútbol post- mundialista los que se enseñorean son los vapuleadores (uno de esos es Balón de Oro y FIFA World Player, “hay que joderse”), el partido estuvo entretenido, con dos equipos muy enfocados en hacer lo suyo, cada cual según su estilo. El Barça al ataque desde el mismo inicio, convencido de que el paso del tiempo sería aliado del cerrojo gallego; procurando volver a ser lo que fue. El Depor, apostando por aguantar la rayería, arrebatar el balón a pura fuerza y lanzarse al contragolpe contra un sistema defensivo blaugrana donde los despistes y el atarantamiento siguen estando a la orden del día. Al final ganó el local porque el Tridente Mágico de nuevo funcionó de maravilla, arropado por el monopolio del balón ejercido por los Enanitos Canteranos y el extraordinario despliegue de Edmilson, quien se fajó como los machos a todo lo largo y ancho del mediocampo y demostró que si no merece seguir en el Barça por su calidad futbolística, lo merece de sobra por su actitud cojonística.


Justo es decir que al Depor le falto poco, muy poquito para “traerse el gato al agua” (“joder”, ya estoy escribiendo como español...). Tuvo el empate en los pies del interesante novato Adrián López, quien pudo haberse hecho grande en medio de la enésima melé defensiva blaugrana de no haber sido porque el que será el arquero titular del Barça por al menos diez años más (acallando bocazas un partido sí y el otro también) le tapó el disparo a quemarropa. El Barça también tuvo ocasiones de aumentar la cuenta salvadas por el buen portero Aouate; sobre todo la que tuvo Ronaldinho. Pero a diferencia de otros partidos, en este me doy por satisfecho con el 2-1 y lo considero ajustado a la realidad del juego, pues el Barça se ganó la ventaja mínima por ser el que propuso el fútbol y la ofensiva, si bien falló en la misión de evitar que los gallegos hicieran cundir el pánico en sus escasas visitas al área culé.

Tres puntos más para el Barça, tres pasos más en dirección al título. ¿Y los rivales? Aún pueden seguir en la lucha, si ganan hoy, como ganó el Valencia ayer gracias a que Tamudo botó un gol cantado. Pero que difícil y angustiante debe ser para ellos ver que con todo lo que ha pasado en la temporada, con tanta bomba que ha explotado en Can Barça, con tanto tiempo de ausencia de El León y La Pulga y ni así consiguieron tumbar al blaugrana del podio, y por el contrario, ahora que cada triunfo y cada gol son tan contundentes como los ganchos al hígado en el último round, el Barça no hace sino mejorar partido tras partido. Lo sentimos chicos, que trofeos de campeón de Liga y de Copa del Rey sólo hay uno de cada uno y esta temporada ambos van a ir a parar al mismo anaquel… y no me refiero a uno en el Sánchez Pizjuán, sino al que ya tienen preparado en el Camp Nou, contiguo a la Orejona 2005-2006. ¡Visca el Barça campió!

Y en la mesa…
Terminado el juego, una imagen tan contundente como los goles de Messi y Eto’o. Laporta y Robertinho, abrazo y sonrisas, marca del pacto de continuidad del hermano del segundo en Can Barça al menos hasta el 2010, o sea, por todo lo que le resta de contrato.

¿Silenciará eso a los enemigos del Barça, a los que en medio de su desesperación y suplicio sin fin recurren a las estupideces para tratar de derribar al coloso que sigue su inexorable e inevitable marcha hacia la gloria del tercero, el cuarto, el quinto y quién sabe cuántos más títulos de Liga consecutivos, alternados con Orejonas, Copas del Rey, Mundiales de Clubes, Supercopas de toda clase y demás títulos por venir? Por supuesto que no. Está claro que les provoca el vómito ver al Gaucho haciendo ronaldinhadas en el campo, conectado con los insaciables Messi y Eto’o y secundado en su genialidad por un equipo donde sobra talento, y aún más ver que Robertinho entierra el hacha de guerra y desiste (por ahora) de buscar la sabrosa tajada que le puede deparar un traspaso desquiciadamente supermillonario de su hermano (en lo que no se diferencia de ningún otro “agente”, “manager”, “representante” y similar fauna del mundo; así que a callar los que se rasgan las vestiduras porque lo ven recorriendo despachos y preguntando cuánto pagarían por el Dinho, pues con eso está haciendo el trabajo para su pupilo y sobre todo, para sí mismo, como lo hacemos todos los seres humanos).

Pero los enemigos de la Institución que veneramos los culés son muchos y muy persistentes; y si no pueden seguir con la cantaleta del Milan (que sí pueden), ya encontrarán otra veta de mentiras e idioteces para tratar de conseguir fuera del campo lo que dentro no ha sido ni será posible: tumbar al Barça y encumbrar al equipo donde el Presidente se burla de los jugadores, los jugadores unos pactan no jugar con el técnico y otros lo mandan para la mierda en el entrenamiento, al técnico sólo le falta saludar con el brazo extendido hacia delante a los violentos de la gradería sur pues ya le hizo la peineta a los demás hinchas, y a los hinchas sólo les queda seguir viviendo de su ensueño de fichajes para escapar de la realidad cotidiana de pesadilla de ponerse de pie para aplaudir al rival o para agitar el pañuelo en el aire en contra del Presidente; en un verdadero círculo vicioso que no se rompió este año ni con 165 millones, ni se romperá el próximo con 100 millones ni con un pacto con Satanás, porque no es en el dinero donde está el problema y por lo tanto, no es en el dinero donde está la solución. Faltaría más que yo, el blogger blaugrana de Costa Rica, que me limpio el culo con "el espíritu de Juanito", intentara siquiera sugerir el remedio a los males del circo de Concha Espina. Por mí, que por muchos años sigan en lo mismo, en guerra civil a lo interno del club y en un mar de imbecilidades a nivel de su entorno mediático; que de este lado del río, del lado culé, con Los Siete Magníficos jugando y Laporta y Rijkaard trabajando, largas serán las temporadas de fútbol y títulos a raudales para gloria de la sagrada institución blaugrana.

¡VISCA BARÇA CAMPIÓ!


(Fotos: AP, El Periódico, Sport). Gracias Vito por la portada de Marca, je, je, je.