domingo, 25 de febrero de 2007

¡Rugió el León!

Ronaldinho intenta meter la cabeza de Eto'o en un inodoro. Bueno, eso es lo que quisieran ver los que ansían ver pleitos en Can Barça; la realidad es que, de nuevo, están celebrando un gol juntos. De hecho, hoy celebraron tres. ¡Ah temblor de piernas y rechinar de dientes allá en Madrid! (Foto: elmundo.es)

¡A temblar todos en la jungla del fútbol! El león por fin se liberó de su jaula y al parecer, viene más hambriento que nunca. ¡Apenas saliendo, se devoró a unos gatitos vascos, indignos ya de que los llamen con el mismo apodo del gran Samuel Eto’o! ¡EL LEÓN INDOMABLE!

Como si cinco meses hubieran sido un parpadeo, volvió Eto’o a la titular del Barça y por momentos pareció como que no ha pasado nada, ni siquiera el tiempo. En los sublimes instantes en que sirvió el balón a Xavi, de taquito, culminando una gran jugada de las típicas de este Barça, se borraron de mi memoria los largos ratos de decepción y bochorno que en ausencia del goleador nos ha brindado el equipo blaugrana. Mientras brincaba celebrando el gol, hasta tuve la impresión de que Eto’o nunca se fue; de que estamos todavía en setiembre, con todas las ilusiones y perspectivas de la temporada intactas, libres de chismes, pleitos y temores, y con los recuerdos de la final de París fresquecitos y dulces, sin contaminarse aún con el sabor amargo de las luchas intestinas, los fracasos en cadena y el fútbol de mala calidad, “a lo Madrid”, que nos ha tocado probar en estos meses sin Eto’o.

Pero la realidad es que Eto’o sí se fue por un tiempo, llevándose consigo a todo el equipo, y en su ausencia los culés llegamos a sentirnos verdaderamente huérfanos, despojados de nuestro alimento, la ambrosía futbolística que por dos temporadas EL LEÓN nos brindó a manos llenas: “¡Goooooool de Eto’o, goooooool del Barcelona!”

El León se zampa una presa invisible. Descanse en paz. (Foto: www.publispain.com/samuel-etoo)

Volvió el que corre como negro para ganar como blanco, cual Moisés que nos va a sacar de este desierto para llevarnos a las Copas Prometidas. Volvió Eto’o y como cuando termina de llover, de repente todo se ve reluciente otra vez. Habrán sido milagros o lo que sea, pero con Eto’o en la cancha, Giuly volvió a correr, los centrales volvieron a ser impasables, Valdés volvió a estar de adorno, Edmilson volvió a asistir, y no a estropear, el juego de Xavi e Iniesta, y hasta el Gaúcho volvió a deleitarnos con una jugada verdaderamente ronaldinhesca. Una hora con Eto’o en la cancha, fútbol a raudales y luego control absoluto del partido ante un rival desfondado y sin más ambición que esperar el pitazo final. ¿Leones del País Vasco? Seguro los había en tiempos prehistóricos, porque hoy en día, leones sólo hay de África y uno de ellos, el que todos los culés esperábamos de vuelta, ya está aquí, convirtiendo de nuevo el Camp Nou en el Coliseo donde termina devorado cuanto cristiano salta a la arena… bueno, al césped.

Salió de su jaula El León, y su rugido, el rugido del Camp Nou, lo oyeron hasta en Liverpool. Hace poco escribí que nunca está más oscuro que cuando ya va a amanecer… Bueno, el futuro del Círculo Virtuoso culé nunca se vio más oscuro que cuando cayó el segundo gol de los Reds; pero volvió Eto’o y este tico blaugrana ya empieza a ver las primeras luces de la aurora…


Iniesta: FIFA World Player y Balón de Oro 2007, o váyanse al carajo

Si de verdad esos trofeos se los conceden a un futbolista por su calidad y no por cualquier otra cosa, ya es hora de que el nombre de Andrés Iniesta empiece a ser mencionado con insistencia por quienes se dan el lujo de elegir, de entre todos los jugadores de fútbol del mundo, al único que este año se llevará uno, o dos, de esos galardones para su casa.

Y es que en esta temporada, en la cual lo que más se ve en todas partes son futbolistas rudos demoliendo a patadas los tobillos de los habilidosos, al tipo que en cualquier estadio juega como en el patio de su casa, que con cualquier rival hostigándolo pasa la pelota como quien pasa el salero en la mesa familiar, y que en vez de un codazo a mansalva o una barrida por detrás le tributa a su afición un túnel, un sombrero, un regate o un golazo, verdaderamente hay que premiarlo. Porque entrar a la cancha a jugar de Neandertal es algo que cualquiera puede hacer; pero para jugar fútbol de verdad, y hacer que la gente grite “olé” y “gooooooool”, hay que tener calidad. Precisamente, lo que Andrés Iniesta ha venido demostrando desde hace rato en un Barça donde no faltan, sino que abundan, los capaces de deleitar a los futboleros del mundo con jugadas de fantasía y pases tirados como con GPS y láser.

Andrés Iniesta, con la palidez de Gasparín y el poderío físico de un Pitufo, en cuanto a calidad futbolística deja en ridículo al forzudo Fabio Cannavaro, quien tiene los supracitados trofeos a pesar de su costumbre de vapulear a cuanto rival se pone al alcance de sus implacables codazos y sus escalofriantes entradas, y luego salir tan sonriente, aún cuando le enseñan la tarjeta roja. Ya se acerca el día en que, en la cancha, se verá quién es el artista y quién es el talibán. Y después de ese partido, en que seguramente veremos una nueva exhibición del pequeño gigante manchego, o le conceden el FIFA World Player y el Balón de Oro a quien se lo merece, al muchacho de Fuentealbilla, o se van todos para la mierda. ¡Visca Barça, visca Iniesta!

(Fotos: Wikipedia, AndresIniesta.graxia.com)